2. INTRODUCCIÓN

En este fin de siglo XX, es posible hacer un balance de los coches que han marcado esta época. El Citroën DS es uno de ellos. Para los franceses ha sido la primera vedette de mitad de siglo, como lo fue el Tracción Avant durante los años 30-40. Presentado en la 42 edición del Salón del Automóvil de París el 6 de Octubre de 1955, su comercialización duró 20 años. Esta berlina aporta tal cantidad de soluciones e ideas nuevas que podría decirse que se ha construido fuera de su tiempo, y significó un punto y aparte en la historia del automovilismo. Todo en él era y continúa siendo revolucionario: estabilidad, diseño, aerodinámica, confort, frenos de disco, dirección asistida y, lo que es más importante, un nivel de seguridad desconocido en los años cincuenta. A finales de los años 80, cuando Citroën lanza el XM, uno de sus representantes dijo sin titubeo: «Si algún día relanzaran el DS, ese día aparecería todavía con suficiente puntuación como un coche de vanguardia».
Llamado de salida DS 19, pues equipaba un motor de 1911 cm3, esta berlina, con el paso de los años pasa a DS 21 con motor de 2,1 litros y DS 23 con motor de 2,3 litros de cilindrada. Hoy día, la familia de los DS esta a la altura de cualquiera de los coches que han marcado este primer siglo del automovilismo: el Ford T, el VW escarabajo, el Mercedes 300 SL, Jeed, 2 CV, y algunos otros.

DS 19 de 1955
Fue revolucionario en su tiempo por el uso de la suspensión hidráulica con corrección de altura, dirección asistida, frenos de disco, una carrocería fluida con supresión de la calandra y carenado integral, por su equipamiento, un salpicadero futurista y finalmente por el empleo de colores juveniles.
Pero su puesta a punto y la historia de su creación son ya una aventura en si mismo. Tras unos periodos de poco éxito entre 1956 y 1959, los DS 19, 20, 21 y 23 conocieron a continuación durante más de 15 años una brillante trayectoria.
Versátil como ningún otro, igual servía de vehículo oficial que de ambulancia o taxi; y aunque sus principios, como casi toda innovación, fueron difíciles, pero con los años y una producción total de 1.456.115 unidades, acabaron siendo reconocidos por su confort, fiabilidad y potencia (130 CV al final de su vida), y sobre todo por esa imagen atemporal. Hoy día no es raro ver en Europa usuarios que utilizan todavía un DS cotidianamente. Signo también de un buen lugar en una plaza futura de colección; estos DS que circulan actualmente son a menudo meticulosamente conservados, representando toda una realidad como vehículos Clásicos.


Los topes de goma delanteros identifican a la 2ª generación del DS de 1962