22. El DS y sus puntos débiles
Admitiendo que es un vehículo con una puntuación muy elevada, el DS porta en si mismo una asociación de cualidades y de defectos, lo suficientemente incompatibles como para hacer su uso inseguro hasta 1960.
He aquí algunos ejemplos:
Es muy aerodinámico, se comporta muy bien en carretera, frena perfectamente; pero su viejo motor procedente del TA y modificado para la ocasión, anuncia 75ch y gira a 4.500 RPM, lo que supone unos 15m/seg para el pistón que sin dura no resulta una velocidad del motor moderada, y que da como resultado una desmultiplicación en 4ª velocidad que hace rodar a 37,3 Km/h a 1000 RPM. Sin duda, las criticas sobre el notorio déficit de potencia con el que había nacido el DS, hacían patente que el aumento de potencia que se le quiso dar al motor de 1911 cm3, resultó insuficiente para el peso del vehículo y para darle el brío que se esperaba de él, pues sus 140 Km/h de punta quedaban lejos de las prestaciones de sus mejores competidores y no correspondían en absoluto con las pretensiones del aerodinámico vehículo.
A pesar de ofrecer una excelente visibilidad, una buena longitud y capacidad interior, asientos mullidos y profundos, una dirección asistida irreprochable; y sin embargo se ha tenido «feliz» idea de hacer un botón de presión en lugar del pedal de freno y suprimir el embrague. Este hecho que sin duda puede considerarse por unos como revolucionario e inédito, sin embargo es muy criticado por la mayoría, pues el resultado es, un usuario que se instala al volante y por reflejo, busca el pedal de embrague pero no lo encuentra, busca el pedal de freno pero tampoco lo encuentra. «Se pregunta ¿que hacer?, y adelanta el asiento hasta el punto de tener una posición ridícula contra el volante y con un gesto de incredulidad y desconcierto, con las brazos separados piensa que los estudios previos efectuados con maniquís, no ha sido realizado en esta ocasión.» El problema del embrague automático será uno de los más crispantes, junto con el freno; pues con la potencia y asistencia ofrecida, hacía catapultar a los pasajeros contra el salpicadero ó asientos traseros si no se dosificaba la presión ejercida sobre el dichoso botón, hasta el punto de olvidar el lado poco práctico del mismo, al que costaba acostumbrarse. Numerosos son los usuarios que preferirán el embrague de pie a partir de algunos modelos en 1963 con mucha satisfacción. Otro punto criticable fue el maletero, que a pesar de ser gigantesco y espacioso, pero resulta difícil y penoso el sacar maletas pesadas del fundo de dicho maletero, debido a lo hundido que se encuentra con respecto el plano de carga; además de existir un hueco más o menos cuadrado en el centro que hace que dicho maletero sea irregular. Este hueco fue en ocasiones ocupado por una segunda rueda de repuesto, que si bien se perdía volumen de carga, sin embargo se conseguía un suelo del maletero totalmente plano. No se sabe si este hecho fue una adaptación de algún usuario o un alarde de improvisación de la marca, ante las incesantes críticas. También hubo críticas sobre los materiales novedosos utilizados, que si bien hoy día no resultan extraños; el uso del aluminio, plásticos, plexiglás, caucho, vinilo… que en un principio y en las pruebas no dieron problemas, sin embargo, en el primer choque, los paneles del habitáculo se despegaban, y en caso de accidente el DS tiene la reputación de estallar en trozos. Además no está concebido para resistir un vuelco.
Todas estas críticas, si bien no les falta gran parte de razón; sin duda fueron incrementadas y alimentadas por una competencia que ejercía una feroz campaña de descrédito y veía al revolucionario DS como un rival al que no podrían hacer frente con la oferta automovilística existente en la época. Aunque verdaderamente el DS nunca tuvo rival, pues la concepción y filosofía del coche no tenía nada que ver con sus coetáneos.