Citroclásico

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6. Alud de pedidos en el Salón


El 6 de Octubre de 1955, cuando a las ocho en punto; André Lefèbvre (responsable del proyecto), Paul Mages (creador del sistema hidroneumático) y dos ingenieros subieron a bordo de uno de los primeros DS fabricados y dejaron las instalaciones de Quai de Javel para llegar al salón del automóvil de París; casi tardaron una hora ya que durante el trayecto la gente se lanzaba literalmente a la calle para parar y admirar al nuevo Citroën. Hacia las nueve de la mañana se abrieron las puertas del salón, y tras la inauguración, una muchedumbre tomó el podium sobre el que se exhibía el coche quedando boquiabiertos entorno al DS. La sorpresa fue enorme, pues el coche era todavía más innovador de lo que se creía, sobre todo desde el punto de vista de la estética, los acabados y el uso de la hidráulica. La suavidad de la suspensión hidroneumática no tenía parangón en el mundo, la potencia de la frenada obtenida ejerciendo una ligera presión sobre un botón situado en el piso garantizaban una potencia inusual, y la ausencia del pedal de embrague desconcertaba a los viejos conductores así como la palanca de cambios por encima del volante con selector hidráulico. La fluidez de las formas del DS, la integración de sus volúmenes, la sobriedad de su carrocería y la generosidad de sus superficies acristaladas convencieron de forma unánime.

En su interior se usaban materiales sintéticos de vivos colores, y salpicadero futurista, casi galáctico, que rompía con todo lo anterior; este interior sorprendía por sus moquetas y asientos mullidos, en los que los pasajeros parecían hundirse. Era excepcionalmente espacioso, como las berlinas más lujosas de alta gama.

Interior y cuadro de abordo de 1955



Por todo ello; los periodistas, profesionales y los competidores, todos se sintieron atraídos irresistiblemente hacia "aquello", y quedaron extasiados ante lo que estaban contemplando.

El impacto que causó el revolucionario Citroën generó una lluvia de pedidos sin precedentes, a pesar de los 80.000 francos exigidos para cursar la solicitud de un coche de precio alto (940.000 Fr). En los primeros 45 minutos del salón se formalizaron 749 pedidos que al final del día llegaron a 12.000. Al término del certamen habían vendido 79.000, la producción de dos años de aquella "alfombra voladora", que hacía envejecer de repente a los modernísimos vehículos de la época.

DS 19 presentado en el Salón de París de 1955



Grand Palais - Salón de París de 1955 - Presentación del DS



El alud de pedidos estaba lejos de poder ser atendido debido a problemas de reglaje en el conjunto hidráulico que exigió profundas revisiones y demoró las entregas; puesto que a decir verdad, al principio, tenía gran tendencia a las fugas, de modo que el coche quedaba "hundido" sobre un mar de aceite rojo.

Las prisas en su lanzamiento comercial no permitieron formar a tiempo a la red comercial en cuanto a mantenimiento y reparación de tan inéditos sistemas. Así pues, al final del año sólo se habían podido servir 69 unidades. A lo largo de 1956 se fue normalizando la situación y regulándose las entregas, siendo este el año en el que se inició la producción real con casi 10.000 unidades.








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